Mil monedas de oro de León Tolstoi

Un hombre rico quiso repartir mil monedas de oro a los pobres, pero como no sabía a cuales pobres debía darlas, fue en busca de un sacerdote y le dijo:
--- Deseo dar mil monedas de oro a los pobres, mas no sé a quiénes. Tomad el dinero y distribuidlo como queráis.
El sacerdote le respondió:
--- Es mucho dinero, y yo tampoco sé a quienes darlo, porque acaso a unos daría demasiado y a otros muy poco. Decidme a cuales pobres es preciso dar vuestro dinero y que cantidad a cada uno.
El rico concluyó:
--- Si no sabéis a quien dar este dinero. Dios lo sabrá: dadlo al primero que llegue.
En la misma parroquia vivía un hombre muy pobre, que tenía muchos hijos y que estaba enfermo y no podía trabajar. Este pobre leyó un día en los salmos: yo fui joven y he llegado a viejo, y no he visto nunca a un justo desamparado y a sus hijos reducidos a mendigar.
Pensó el pobre:
---¡ Ay de mí ! Estoy abandonado de Dios, y, sin embargo, no he hecho nunca mal a nadie… Iré en busca del sacerdote y le preguntaré cómo es posible se encuentre una mentira semejante en las Escrituras.
Y salió en busca del sacerdote, y al presentarse, el sacerdote se dijo:
--- Este pobre es el primero que llega, le daré las mil monedas de oro del rico.

León Tolstoi

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